En este proyecto tuve la suerte de volver a hacer la fotografía de interiores en la casa Las Rocas, una casa bastante especial situada en lo alto de un acantilado en Salobreña, Granada, con unas vistas al Mediterráneo que quitan el aliento.

No era la primera vez que la fotografiaba. La primera vez que estuve en esta casa fue en 2021, cuando aún no se había tocado nada. Volver en la primavera de 2025 fue una sorpresa total. Lo que me encontré fue casi otra vivienda: le han construido una planta más en la parte de abajo y ahora tiene una piscina infinita que se funde con el mar. Las vistas desde ahí siguen siendo de esas que te dejan quieto un rato.

Aun con todo lo que ha cambiado, hay algo que no se ha perdido. El alma de la casa, por decirlo así, sigue ahí. El salón principal, las terrazas… esos espacios se han mantenido y siguen teniendo ese papel central. Es como si lo nuevo se hubiera sumado sin borrar lo que ya funcionaba. Lo nuevo convive bien con lo antiguo; hay un equilibrio raro, pero muy bien logrado. Y los acabados… están cuidados al detalle, todo tiene un nivel muy alto.

Como fotógrafo, intenté ir más allá de solo documentar la reforma. Me centré en cómo se relacionan los espacios interiores con los exteriores, en cómo entra la luz, cómo se abren las vistas desde dentro. Cada rincón tiene algo, pero lo que más destaca sigue siendo esa conexión con el mar.